lunes, 30 de noviembre de 2015

El MNCARS tiene un camino que conduce al IBEX





Como el rey Midas, la artisticidad todo lo que toca lo torna distinto, es decir, lo vuelve mejor, dotado de distinción. Como si fuera un excedente que circulara libre por el tejido social y del cual todos pueden sentirse partícipes, unos como artistas, otros como empresarios o vendedores, otros como consumidores.

Constantino Bértolo, La cena de los notables



Esta entrada en principio viene a ser complementaria de "La cocina artística" en el sentido de que si en esta última analizaba la forma en la que la empresa privada se cuela en el mundo del arte para supuestamente decidir qué y qué no es arte, ahora conviene ver cómo los privados y las grandes corporaciones también tienen metidas sus ávidas garras en los museos de titularidad pública, algo de lo que algunos medios se han hecho eco de un modo crítico (ver enlaces en el anexo). Me centro en el Reina Sofía, aunque el mismo problema se encuentra en otras instituciones gracias a la imprescindible colaboración de las administraciones por obra y gracia de los políticos de turno.

Seguramente resulte interesante contrastar las lecturas de lo que dicen los estatutos, tanto del museo en sí como de su patronato, con lo que al parecer es la realidad de la gestión del museo a todos los niveles, pero también hay que prestar atención a otros aspectos que puedan estar detrás de esa realidad que afecta al modo en cómo se emplea el dinero destinado al Reina Sofía.

Pero empecemos por el principio. Según el texto de su estatuto, el Reina Sofía se constituye como un organismo autónomo, supuestamente para dotarle de una necesaria independencia para el desarrollo de las funciones que le son propias. Como el legislador no precisa en qué consiste tan bella palabra, nos encontramos con que la tal "independencia" se halla de facto comprometida por un presupuesto ridículo que hace imprescindible por una parte la aportación de otras personalidades e instituciones privadas (fundaciones, por supuesto) en el aspecto económico; y por otra parte con que quienes constituyen los órganos de gobierno de la institución pertenecen en su abrumadora mayoría al ámbito político y de la empresa. Como detalle anecdótico, resulta encantador leer, refiriéndose al patronato, "como órgano colegiado en el que tienen cabida representantes del mundo de la cultura y de las artes plásticas"; no sé si atribuirlo al candor, la ignorancia o la consciente desfachatez del que hizo la redacción del texto legal, pero se me ocurre que en el órgano rector de un museo de arte a lo mejor es más relevante la presencia de personalidades de la cultura que la del presidente de Inditex, aunque es posible que ande yo un tanto desubicado respecto a lo que de facto son también las funciones no declaradas del Reina Sofía.

La independencia del MNCARS (presidido sí o sí por el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, o la denominación que se le quiera dar por el Gobierno de turno...) además se encuentra atada y bien atada merced al sistema de nombramientos de los miembros de su patronato y órgano rector; éste se compone de miembros natos, que lo son en función del cargo político que desempeñan, y miembros designados elegidos "entre personas de reconocido prestigio o competencia en asuntos relacionados con la Cultura y las Artes Plásticas o que se hayan distinguido por sus servicios o ayudas al Museo".

La mera existencia de miembros natos de origen político no sólo resulta anómala en un museo, o al menos lo es en otras instituciones similares en países de nuestro entorno, sino que ya convierte la independencia de la institución en papel mojado, más aún cuando una parte de ellos también son miembros natos de la Comisión Permanente. ¿Dónde queda espacio para la imparcialidad de la que habla la Ley Reguladora del MNCARS como uno de sus principios rectores?

En cuanto a los miembros designados y las razones para su elección, uno no diría nada hasta que mira la lista de sus integrantes y se toma la molestia de investigar brevemente su perfil en cuanto a formación y trayectoria profesional (algo de lo que, en un alarde de transparencia, el MNCARS no informa). Un lector de prensa económica será capaz de reconocer más nombres de los integrantes del patronato que cualquier aficionado a la cultura y el arte. Pero esta vez el estatuto, a diferencia de la ley, sí especifica que se podrá nombrar "...a personas físicas o representantes de las instituciones públicas o privadas que realicen contribuciones de cualquier naturaleza al Museo o al cumplimiento de sus fines, incluidas las donaciones o aportaciones económicas"; pues me quedo más tranquilo, mire usted, comprobando que aquí radican el resto de principios rectores del museo: integridad, transparencia y objetividad. ¿Qué puede haber más íntegro y sobre todo más objetivo que una jugosa donación, ya sea pecuniaria o en especie? Se diría que tanto altruismo es merecidamente premiado con un asiento entre los mandamases del MNCARS. Ahora también es cuando queda claro que son ciertos cargos, y no personas, los que de facto tienen sillón en el patronato, me refiero en concreto al caso de Ana Patricia Botín, que sucedió en el cargo a su señor padre, que Dios tenga en su gloria, sin que tengamos constancia de su aportación personal a la cultura y las artes plásticas más allá de las aportaciones dinerarias que haga la institución que preside (o vinculadas a la misma) al Reina Sofía.

El caso de la señora Botín es el más evidente, pero sospecho que lo mismo debe suceder con el resto de prebostes de la banca y la empresa y sus denodados esfuerzos por mantener el prestigio y la viabilidad del MNCARS. Transferencias por importe medio de 300.000 euros parece ser que valen un puesto en el órgano rector del museo (ver anexo), a falta de saber si tal desembolso es resultado de una contrapartida, o sea, si se está haciendo una donación o se está comprando un puesto de poder. La transparencia institucional no llega tan lejos como para aclararlo.

Quizás convenga decir que a mi entender existe un claro desfase entre el peso económico de las donaciones (apenas superior al 5% del presupuesto), y el poder que con ellas consiguen dentro de la institución: 8 de un máximo de 30 asientos del patronato los ocupan altos cargos de corporaciones del IBEX o de dimensión suficiente para figurar en él, a los que habría que sumar otros provenientes igualmente del mundo de la empresa. Si se añaden los cargos políticos (natos y designados), nos encontramos con que el museo de arte contemporáneo referente en España está abrumadoramente dirigido por personajes que poco o nada tienen que ver con la cultura y el arte más allá de figurar en el cuadro del patronato.

¿En qué beneficia esto al museo? El altruismo filantrópico empresarial me temo que no es gratuito. Los dineros del IBEX y aledaños generalmente son canalizados a través de fundaciones, lo que permite que tengan jugosas deducciones fiscales (el impuesto de sociedades pasa del 30% al 10%, además las donaciones tienen una desgravación de un 35%, o más en ciertos casos, de la base de deducción). En realidad, teniendo en cuenta el volumen de capital que manejan estas empresas, sus "generosas" aportaciones resultan ridículas, y que lo hagan mediante fundaciones por la ventajosa fiscalidad, un prueba flagrante de su insaciable avaricia.

Pero el principal motivo de la colaboración no creo que sea el ahorro en impuestos que les supone (para eso se inventaron la SICAV), sino la considerable mejora de la imagen corporativa que consiguen con las donaciones que hacen al museo. Saber que Telefónica, el Banco Santander o Inditex hacen aportaciones al Reina Sofía hace que automáticamente fenómenos como la estafa al consumidor, los desahucios o el empleo de mano de obra esclava queden relegados a un segundo plano o directamente al olvido. Que en un contexto de crisis económica y de recortes salvajes de presupuestos en instituciones públicas aparezca el dinero de las grandes empresas hace que sus rostros visibles se tornen en los de los salvadores de la cultura, del patrimonio de todos. Creo que ahí es donde radica el verdadero interés del capital privado en las aportaciones que hace, en que les lava la cara de todos los abusos, atropellos y crímenes que perpetran constantemente contra el conjunto de la sociedad con la necesaria colaboración del poder político que trabaja mano a mano con ellos.

Se puede ver un paralelismo entre cómo funcionan las estructuras del poder en la sociedad y en el MNCARS, del mismo modo que se puede ver un  paralelismo en la forma de administrar el dinero en una y otra leyendo el enlace sobre las subcontrataciones que realiza el Reina Sofía (ver anexo), de manera que el dinero público acaba revirtiendo en manos privadas mientras la institución arrastra una escasez presupuestaria crónica. La gestión económica del MNCARS es una trasposición del modelo de gestión que se aplica en el país en general, en eso consiste también la aportación de la creciente presencia del capital (y el poder) privado en el Reina Sofía. Sería una pérdida de tiempo intentar dilucidar el "reconocido prestigio o competencia en asuntos relacionados con la Cultura y las Artes Plásticas" en personajes como César Alierta, Isidro Fainé o Ana Patricia Botín; como sería otra pérdida de tiempo buscar cuál ha sido la contribución de los susodichos a la consecución de los fines que prescribe la ley para la institución, más allá de la mezquina idea que todos ellos comparten de que es su dinero el que permite que tales fines sean posibles.

Esta gente, los políticos, los grandes capitalistas y el resto de miembros del patronato con su participación y silencio cómplice, son los verdaderos responsables de la intencionada precariedad con la que el MNCARS y otros museos españoles llevan a cabo sus funciones. No es gracias a ellos, sino a pesar de ellos, que la cultura y el arte, aunque enfermos, sigan vivos en este desgraciado país; y sin embargo ahí siguen haciendo y deshaciendo a voluntad en los mejores museos españoles mientras nos dedicamos a mirar para otro lado, centrándonos en lo que cuelga en los muros y pasando por alto el estercolero oculto en las salas de reuniones, que convierte las instituciones culturales en máquinas de hacer dinero para privados a la par que mejora la imagen corporativa y pública de verdaderos maleantes. A esto es a lo que conduce la normalización de la presencia del capital privado en la cultura y el arte.

Aportar soluciones por supuesto que sería complicado, y evidentemente pasaría por hacer innecesaria la "colaboración" de instituciones privadas, o cuando menos que no tuviesen contrapartidas en puestos de poder. Dotar al museo de la capacidad de "flexibilizar y agilizar las posibilidades de gestión del organismo para el cumplimiento de sus fines estatutarios, fomentar la generación de recursos financieros propios incrementando su nivel de autofinanciación" no tiene porqué enmascarar un plan para recortar presupuestos de un modo que haga necesaria la colaboración del sector privado a cualquier precio (y vaya si lo tiene...) y hacerle de paso principal beneficiario con el consentimiento consciente de la Administración responsable. No digo que se le dé al museo un cheque en blanco, simplemente que se respete, se dote de los fondos necesarios y se supervise el anteproyecto de presupuesto que presenta en MNCARS anualmente de manera que no se vea permanentemente en la acuciante necesidad de encontrar sponsors para el desarrollo normal de su actividad. Creo que esa sí sería una mejor salvaguarda de la independencia de la institución y una mejor garantía de cumplimiento de sus fines.



-----

ANEXO


Enlaces

http://www.lamoncloa.gob.es/espana/eh15/culturaydeporte/Documents/Ley%20MNCARS.pdf

http://www.lamoncloa.gob.es/espana/eh15/culturaydeporte/Documents/Estatuto%20MNCARS.pdf

http://www.elconfidencial.com/cultura/2014-06-11/asi-subcontrata-el-museo-reina-sofia-su-actividad-por-15-000-000-de-euros_144511/

http://www.elconfidencial.com/cultura/2013-10-24/el-ibex-toma-el-control-del-museo-reina-sofia_45357/


-----

Miembros del Patronato del MNCARS

-SS.MM. Los Reyes de España, Presidencia de Honor.
-Guillermo de la Dehesa Romero, economista y banquero, Vicepresidente de Banco Santander,  Presidente del Patronato del MNCARS.
-Carlos Solchaga, economista, Vicepresidente del Patronato del MNCARS.
-Manuel Borja-Villel, historiador del Arte, director del MNCARS,
-José María Lassalle Ruiz, Secretario de Estado de Cultura,
-Marta Fernández Currás, Secretaria de Estado de Presupuestos y Gastos.
-Miguel Angel Recio Crespo, Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales y Archivos y  Bibliotecas,
-Fernando Benzo Sainz, Subsecretario de Educación, Cultura y Deporte,
-Michaux Miranda Paniagua, funcionario, Subdirector Gerente del MNCARS
-Ferran Mascarell i Canalda, historiador, Consejero de Cultura de la Generalitat de Catalunya.
-Cristina Uriarte Toledo, Doctora en Ciencias Químicas, Consejera de Educación, Política  Lingüística y Cultura del Gobierno Vasco.
-Román Rodríguez González, doctor en Geografía, Conselleiro de Cultura e Educación de la Xunta  de Galicia.
-José Joaquín de Ysasi-Ysasmendi Adaro, abogado del Estado y empresario, Presidente de la Asociación de Amigos del Museo Reina Sofía.
-José Capa Eiriz, experto en arte, ex director de Arte de la Fundación Juan March
-María Bolaños Atienza, profesora titular de Historia del Arte, Directora del Museo nacional de  Escultura.
-Miguel Ángel Cortés Martín, licenciado en Derecho, diputado en Cortes Generales.
-Montserrat Aguer Teixidor, filóloga, Directora del Centre d'Estudis Dalinians de la Fundació Gala-  Salvador Dalí.
-Zdenka Badovinac, conservadora, Directora de la galería de Arte Moderno de Ljubliana.
-Marcelo Mattos Araújo, abogado y museólogo, Secretario de Estado de Cultura del Estado de Sao  Paulo.
-Santiago de Torres Sanahuja, médico y empresario.
-Salvador Alemany, empresario, Presidente de Abertis.
-César Alierta Izuel, abogado y empresario, Presidente Ejecutivo de Telefónica.
-Ana Patricia Botín Sanz de Sautuola O´Shea, banquera, Presidenta del Banco Santander.
-Isidro Fainé Casas, economista, Presidente de La Caixa y Caixabank.
-Ignacio Garralda Ruiz de Velasco, licenciado en Derecho, Presidente de Mutua Madrileña.
-Antonio Huertas Mejías, licenciado en Derecho, Presidente de Mapfre.
-Pablo Isla, abogado del Estado, Presidente de Inditex.
-Pilar Citoler Carilla, estomatóloga y coleccionista de arte.
-Claude Ruiz Picasso, fotógrafo, director de cine  y coleccionista de arte.


-----

Aportaciones económicas

Las transferencias, corrientes y de capital, recibidas del departamento ministerial al que se adscribe el Organismo, el Ministerio de Educación, Cultura y deporte, han constituido la principal fuente de financiación del Presupuesto de Gastos del Organismo en el ejercicio 2013 Al respecto se han reconocido derechos por un importe total de 25.410.670 €. Estas transferencias se desglosan del siguiente modo:
- Transferencias corrientes......................................................... 22.380.670 €
- Transferencias de capital.......................................................... 3.030.000 €
Durante el ejercicio 2013 el Organismo ha recibido asimismo transferencias corrientes de otros organismos y entidades públicas, fundaciones y entidades jurídicas extranjeras por un importe total de 1.744.537,22 €.Por su importe destacan las recibidas de INDITEX por cuantía de 300.000 € , de la FUNDACIÓN MUTUA MADRILEÑA por 300.000 € y de la FUNDACIÓN BANCO DE SANTANDER por importe de 350.000 €

(Tomado del BOE  de Viernes 3 de octubre de 2014)